jueves, 20 de febrero de 2014

Mini ruta por la costa Brava: septiembre 2013

La costa brava de Cataluña es uno de los lugares, a mi modo de ver, más bonitos de la Península. 
Aguas cristalinas, vegetación mediterránea, días soleados y noches estrelladas.  Rincones para relajarte, leer un libro, disfrutar de la naturaleza y darte un baño tranquilo en un lugar paradisíaco.

Durante cuatro días viajamos con el coche y nuestra pequeña tienda por estos lugares, a ratos demasiado turísticos, a ratos perdidos entre bosques de pinos y acantilados.

Salimos de Zaragoza los tres, David, Cairo y yo, sin saber muy bien dónde dormiríamos esa misma noche, con 5 horas de carreteras por delante, un mapa y sobretodo buena música que nos acompañaba todo el camino.


David conduciendo


Hicimos una pequeña parada en Manresa, dónde compramos algo de comida para los días que estaríamos por allí. Además, eran las fiestas del pueblo, por lo que el ambiente era festivo y nos invitó a dar una pequeña vuelta por el pueblo. Encontramos una zona que los jóvenes del pueblo preparaban para dar un concierto y por un momento pensamos en quedarnos a pasar la noche allí, pero preferimos seguir conduciendo y así, al día siguiente, levantarnos en medio de la nada y empezar a disfrutar de las calas y bosques.

Llegamos a Palafrugell. 

Estaba anocheciendo y necesitábamos buscar un sitio dónde dormir. Cómo siempre, buscamos carreteras pequeñas, caminos pequeños, montaña... no importaba mucho la dirección, puesto que ya estábamos allí y si, ¡lo encontramos! Cerca del lugar había un gran árbol, unas ruinas, un lugar precioso dónde ponerte a leer o meditar.

Al día siguiente bajamos hacia la playa y afortunadamente encontramos unas calas preciosas, vacías, que poco a poco se fueron llenando de turístas y barcas, con lo que terminamos buscándo otro lugar.


Cairo en las calas

Dejadme dormir!


Pasamos los cuatro días entre Tamariu, Sa Riera, Sa Tuna, Aiguafreda y Aiguablava. 
Dormimos finalmente en parkings que se vaciaban por la noche y bordes de caminos perdidos por la montaña. 
Las distancias entre un pueblo y otro no son grandes y hay caminos que los unen atravesando calas preciosas y lujosas casas en acantilados.


David en Palamos

Paseando por Palamos

¿Qué estarán mirando?



Cairo en una cala de Palamós


Mi consejo: disfrutar entre semana y a poder ser en temporada más baja, puesto que las calas a partir de las once de la mañana comienzan a llenarse de gente y ese lugar paradisíaco deja de serlo. Caminar un poco, tendemos a ser vagos y por ello terminamos todos en el mismo lugar. Andando un poquito conseguimos alejarnos del barullo y encontrar lugares tranquilos dónde relajarnos.