domingo, 8 de diciembre de 2013

8 de diciembre de 2013: yin yang

Dualidad.

Después de tres semanas entre luz y oscuridad, momentos buenos y malos, aceptación y rechazo, me doy cuenta de que incluso en el equilibrio nos balanceamos. Siempre encontramos situaciones que nos enseñan aunque su mensaje esté oculto entre lágrimas y tristeza, odio y frustración; miedo.
Hoy soy consciente de ello. ¿Por qué? 
He vivido muchos momentos en los últimos días, algunos de ellos me empujan a salir de aquí, a seguir otro camino. Otros me aportan ilusión, ganas de seguir aprendiendo.
Antes me pasaba un día entero en la oscuridad; ahora es alternativo; lo agradable precede al malestar y viceversa; la alegría a la tristeza; la ilusión por lo nuevo al abandono inmediato. ¿Estaré encontrando un ritmo natural y aceptándolo?

Empieza una nueva semana en Agadir con nuevos clientes. Empiezan a llegar más niños, más padres, más parejas. Empieza la temporada alta en el club med y por ello voy a tener menos tiempo, pero ahora ya se como aprovecharlo.

Hoy he pedido hacer un espectáculo. Tengo ganas de bailar y esta es una manera de entretenerme aquí, una nueva experiencia.

He aprovechado mi pequeño rato libre por la tarde para acercarme al souk. Ya se como y donde comprar. Encuentro mucha ropa de segunda mano en buen estado, lavada y bien cuidada por 50 céntimos y un euro. Me gusta comprar allí y sobretodo en los puestos de la calle, dónde se amontonan las mujeres para rebuscar entre montañas de telas, pañuelos, camisas o zapatos.

A veces pienso muy fuerte en cada uno de vosotros, los que me leéis y no me leéis. Echo de menos un abrazo, un té, una noche en algún bar mientras hablamos, reirnos, mirarnos y encontrar un cómplice en la mirada. No sé en que momento volveré físicamente, pero estoy allí en esencia.

Buenas noches desde Agadir.



Una de mi misma, por si me echais de menos ;)



sábado, 7 de diciembre de 2013

7 de diciembre 2013: de vuelta en Agadir

Vuelvo a estar en mi habitación de Agadir. 

Por un lado ahora ésta es mi casa, y como siempre después de un viaje, llegar al hogar da una sensación de relax y tranquilidad. Me apetecía venir aquí y poner incienso y música. Tumbarme en la cama y dejarme llevar.

Por otro lado la experiencia en Marrakech ha sido muy bonita. He aprendido mucho en la formación y he conocido gente que me hubiera gustado tener más tiempo cerca. No hubiera vuelto, o al menos no tan pronto. Además, mañana vuelvo de nuevo a la rutina; vuelvo a ser una GO que busca GM's para comer y cenar; vuelvo a trabajar 7 horas con niños y otras tantas en la animación del hotel.

Ya llevo tres semanas trabajando aquí y realmente el tiempo pasa rápido. A veces me paro a pensar y no me creo que ya lleve casi un mes, pero miro atrás y parece mucho más lejano el día que me despedí de mi familia y amigos en la estación de Zaragoza. Es una percepción extraña del tiempo. Hacemos tantas cosas que los días pasan casi sin enterarnos, pero al meditar en ello parece mucho más largo que lo que realmente es. El tiempo aquí es intenso.

Me acuerdo muchas veces de vosotros. Hay momentos en los que algo me recuerda a alguien; un olor, una persona, un objeto, un lugar, una situación o una canción. Caminar con la mochila cargada, con el sol y el cansancio; subir a un autobús para seguir viajando y leer, escuchar música o simplemente observar; un postre con forma de cono hecho con bollos unidos con caramelo, que solo había visto antes en MasterChef; una canción de Jack Johnson o Crsytal Figthters sonando en grooveshark; una película de Bollywood en un festival de cine en la plaza Jamaa el Fna o aprender los números en árabe y recordarlos en hindi. En esos momentos es cuando más sola me siento. Os busco para haceros cómplices de lo que vivo pero no estáis. Pienso en apuntar cada una de esas situaciones en un papel que encuentre cerca para compartirlos cuando estemos de nuevo juntos. 

Os echo de menos, familia.



Venta de dátiles y frutos secos en Jamma el Fna, Marrakech

Jamma el Fna, Marrakech

jueves, 5 de diciembre de 2013

5 de diciembre 2013: estudiando en Marrakech

Hoy ha sido un día soleado en Marrakech. No ha hecho a penas frío durante el día y he tenido el placer de comer a medio día al sol, en tirantes, sentada en una terraza con música y sin nadie a mi alrededor. Un momento de tranquilidad y relax en esta vida frenética del club med.

Seguimos con la formación. El sábado es el último día y sinceramente, no esperaba aprender tanto en esta semana.
Estamos estudiando muchas cosas de los bebés. Etapas, motricidad, desarrollo psicológico... además de todas las actividades que aprendemos para hacer con ellos. Mañana tengo que presentar un juego/manualidad/excursión para niños de 4 meses a 4 años, con contenidos, objetivos, metodología y toda la ficha de actividad incluída. Es algo que me motiva y me hace sacar la creatividad que aquí tanto tengo contenida.

Hemos vuelto a ir al souk, un lugar donde me siento bien, rodeada de puestos de comida, personas que viven aquí, pequeños comercios, callejuelas que llevan a callejuelas; motos, bicis y carros circulan caóticamente sorteándonos. Y aunque me encanta, termino cansadísima. Te buscan y te hablan, te preguntan, te quieren llevar a su tienda, y si no a la de su amigo. Los precios son increíblemente altos, y aún regateando no compro nada porque sigo considerando que es caro para este lugar.
Las tiendas que más me gustan son las de los Bereber. Anillos, pulseras y pendientes que parecen traer una energía con ellos, algo especial, algo mágico. Pero aún así no compro nada. Siento que algo ha cambiado en mí en los últimos años. Me cuesta comprar cosas que no necesito solo porque son bonitas. Creo que no quiero más peso en la mochila, que todo lo material al final es una carga y así nos llenamos por fuera pero nos vaciamos por dentro.

No voy a tener suficiente tiempo como para visitar Marrakech de día, así que pienso en volver un sábado, mi único día libre.

El otro día en el zoko, un señor de aquí me dijo que parezco rifeña de la montaña, y me hizo mucha ilusión. Los rifeños son habitantes de la región del Rif, en el noreste de Marruecos. Él hizo referencia a los yebala, que son los habitantes nómadas de las montañas, según él muy duros y luchadores. Me gusta esa definición.

Se acaba la batería del ordenador y también la mía. Os echo de menos. Gracias por leerme y estar ahí.



Momo y yo en la Palmerie

miércoles, 4 de diciembre de 2013

4 de diciembre 2013: La Palmerie, Marrakech

Después de un par de días en Marrakech, escribo de nuevo.

Vuelve a ser tarde por la noche, la una de la mañana, pero esta vez no es por trabajo si no por diversión la razón por la que llego a estas horas a la habitación.

Aquí nos alojamos en La Palmerie, el hotel de Marrakech del club med. El hotel es precioso, grande, con jardines con caléndulas, menta, rosas e incluso acelgas rojas, aunque no creo que después se las coman. Estamos en una habitación GM, de los clientes. Una habitación de lujo para Celeste y para mí. Tenemos un balcón al jardín y las habitaciones de abajo tienen terraza directa al cesped. 
Nada que ver con el cartier GO, con sus pequeñas habitaciones sucias y antiguas.

La formación va bien. Aprendo mucho de los cuidados de bebés y cómo trabajar con ellos. Claro que también aparece de vez en cuando todo ese "mundo secta"que forma parte de esta realidad tan irreal.

Aquí hay bastantes españoles, en concreto 2 chicos y 5 chicas que recuerde ahora mismo, y la verdad son gente muy linda. Después del curso vamos juntos al souk, la plaza, a cenar...Encuentro todo esto muy diferente a Agadir, con sus fiestas y líos; mucho más tranquilo y familiar. Me he dado cuenta de que si me rodeo de gente bonita, el trabajo se me hace mucho más fácil. Y el hecho de poder hablar en español y relacionarme con mi lengua materna es un punto a favor de este lugar, me permite ser yo misma sin miedos ni dudas, puesto que con el francés muchas cosas no las entiendo y no puedo seguir una conversación normal.

No he visto casi nada de Marrakech. Solamente el enorme y laberíntico souk y la plaza. Como salimos a las cinco y media de la tarde no tenemos a penas ratito de sol, y no podemos ir a cualquier lugar.
Parece bonito. Callejuelas, olores, colores... 

El tiempo sigue pasando rápido. Mañana ya es jueves y el viernes hace tres semanas desde que llegué aquí; pronto hará un mes y mi periodo de adaptación habrá terminado. Decidiré que hacer, si siento que lo tengo que hacer. Si no seguiré viviendo el día a día disfrutando de la gente y el lugar. 

Sin pensar.

Al lado de la plaza en Marrakech


lunes, 2 de diciembre de 2013

2 de diciembre 2013: Viajando a Marrakech

Ya estoy en Marrakech, otro club med.

Por lo menos vamos a tener cinco días sin más obligación que formarnos para el trabajo que hacemos en Agadir. Nada de GM's, espectáculos, discoteca, crazy signs... 

El hotel es increíble, nada que ver con el otro. Estamos en una habitación de clientes, con pulserita incluída. Tiene un campo de golf dentro del hotel, una piscina preciosa, habitaciones con balcón y jardín con cesped y árboles.

Hemos venido en un autobús "supratour" durante tres horas y al ser ya de noche no he podido disfrutar del paisaje. Al llegar hemos cogido un taxi que nos ha traído directas al hotel.

Las calles me siguen recordando a India, ahora mucho más. Carritos de comida, perros callejeros, gatos, casas de barrio despintadas y carreteras de tierra y baches. Mañana al terminar la formación espero poder salir al centro y cenar en uno de esos puestos con comida típica, barata y sabrosa.

Es sorprendente como se ven aquí las estrellas. Todas las noches miro al cielo y no deja de sorprenderme la cantidad de puntitos blancos que se ven. Orión, Casiopea y las increíbles Pléyades que sirven a los Tuareg para guiarse en el desierto, nombradas tantas veces por los Mayas, Neith, la madre divina para los Egipcios.
Me hace sentirme en casa. Allá dónde voy, cuando miro al cielo y las reconozco, brillantes, se donde estoy. Siento que todo y a la vez nada, cambia. Me encuentro arropada por el Universo y protegida, habitando este planeta que desde cualquier otro punto es, a su vez, una luz más en el cielo.

El tiempo sigue pasando rápido. A veces siento que puedo aguantar aquí y de hecho algo en mi interior me dice que todavía no es momento de actuar, que tengo que ser paciente y que este lugar me ayuda en el trabajo que hago.

Sigo pensando en el futuro, aunque ya no me influye en el presente. Sé que algún día me iré de aquí; sé que viajaré; sé que encontraré personas y lugares, pero ya no me agobia una fecha concreta. Estoy aprendiendo a esperar y a aprovechar el tiempo de espera.

Aunque las decisiones que he tomado últimamente sean difíciles y me creen dolor, sé que son por una razón, son necesarias para seguir evolucionando.
Cuando me vine aquí sabía que empezaba una batalla en mi interior, la cual había pospuesto desde hace mucho tiempo pero que era necesaria. Y como en todas las batallas, hay pérdidas, victorias, miedo, frustración, adrenalina, fuerza y debilidad, amor y odio. Los días malos no son más que pasajes de esta historia. Como todo en el Universo, se transforman en otro día, otros presentes que traen más experiencias que nos hacer crecer. Ese es mi día a día. Una lucha constante por ser y estar presente, escuchándome y sintiéndome.

¡Las habitaciones en Marrakech!

domingo, 1 de diciembre de 2013

1 de diciembre 2013: de vuelta al trabajo, de vuelta a los pensamientos

Tengo por fín un momento libre en el día de hoy.

Es domingo y como trabajo, no lo siento como tal. He tenido 10 minutos libres desde las 9 de la mañana a las 5y30 de la tarde y estoy muy cansada. Ésto es el club med. Arrivés, departs, preparación de las actividades, espectáculos...
Todo el día pringada y vuelvo a preguntarme, ¿para qué?

Hemos tenido reunión con el chef de village y ha sido una amenaza tras otra. Si haces ésto, te vas a casa; si haces lo otro, te vas a casa; si no haces ésto, también te vas a casa... ¿Levantarme a las tres de la mañana para decir adiós a unos GM? No gracias, aún no me ha tocado, pero si me toca, tengo clara mi respuesta. NO.

Mañana vamos a Marrakech a la formación. Salimos a las 7 de la tarde y tardaremos dos horas en llegar. Espero tener algo de tiempo para visitar la ciudad, el zoco, la plaza... Disfrutar del ambiente y de la cultura.

Siento que es un momento de soltar, dejar ir. Decir adiós duele pero el dolor es preferible al estancamiento.

Hay algo que me acompaña desde hace muchos años. El hexagrama 64 del I ching, un libro oracular chino del año 1200 a.c. Hoy, parece que describe con exactitud el momento presente que vivo, y lo quiero compartir con vosotros. Una meditación sabia, un texto consciente:



64.- WE I CHI / ANTES DE COMPLETAR

Este hexagrama indica una época de transición del desorden al orden que todavía: no se completa.
El cambio está preparado, pero aún las cosas no ocupan su lugar. Este hexagrama presenta un
paralelo con la primavera que saca de la estagnación del otoño a la fructífera temporada del
verano.

EL JUICIO:

"Antes de completar. Exito. Pero el pequeño zorro, antes de completar el cruce, mete su cola al
agua y allí nada le resultará provechoso". Las condiciones son difíciles. La tarea es grande y llena
de responsabilidades. No es fácil sacar al mundo de la confusión y el desorden. Pero es una tarea que promete éxito, ya que su meta es unir a las fuerzas por ahora dispersas en diferentes
direcciones. Al comienzo, sin embargo, hay que moverse cautelosamente como un zorro joven que cruza sobre el hielo. Sus oídos están permanentemente alerta a los crujidos del hielo y con todo cuidado busca los lugares seguros. Un zorro joven, sin experiencia suficiente, puede lanzarse en una carrera alocada y mojar su cola cuando atraviesa el agua. En ese caso todos sus esfuerzos habrán sido en vano. En épocas como la presente, de liberación y cautela, son requisitos indispensables para el éxito.

LA IMAGEN: 

"Fuego sobre el agua. La imagen de las condiciones antes de la transición. El hombre superior es
cuidadoso en diferenciar las cosas y cada uno encuentra su lugar".
Cuando hay fuego, que por su naturaleza se eleva, y agua, que: tiende a descender sus efectos
son opuestos. Si deseamos lograr algo debemos primero investigar la naturaleza de las fuerzas en cuestión y asignarles el lugar apropiado. Si podernos obligarlas a mantenerse en el lugar correcto obtendremos el efecto deseado y se acabará la tarea de completar. Pero para manejar
apropiadamente las fuerzas eternas debemos comenzar por situarnos apropiadamente nosotros
para trabajar correctamente.

http://www.taointegral.net/hexagrams/101010.htm