sábado, 30 de noviembre de 2013

30 de noviembre 2013: De visita en Taghazout

Hoy ha sido mi día libre de la semana.

Me he levantado pronto y he desayunado en el hotel. 

Llevaba toda la semana pensando en ir a Taghazout en este día ya que ya lo había pospuesto el sábado anterior; en vez de ir al pueblo, visité por primera vez el souk de Agadir y la Marina.

Así que he cogido la mochila y la cámara, he llamado a Marta a su habitación y nos hemos puesto en camino a coger el bus con destino Taghazout. 
Hemos ido en taxi hasta la parada de autobuses y allí hemos cogido el nº32, cuya última parada era nuestro destino. 

En el autobús camino a Taghazout

Taghazout nos ha encantado. Hemos montado a camello, nos hemos bebido un té con menta a pie de playa, hemos recorrido las callejuelas del pequeño poblado y nos hemos vuelto de nuevo a Agadir.
Es un pueblo pesquero con el encanto de las casas en la playa, las gaviotas, las barcas de madera azul en la arena. Un buen sitio para relajarse, pues los habitantes están acostumbrados al turismo ya que es el principal punto de surf del país.
Aún así, hay de todo, tiendas de artesanía, ropa, alimentación, hoteles y hostales, albergues, restaurantes e incluso tiendas dónde alquilan material de surf.

La playa de Taghazout

Taghazout

Ahora estoy de nuevo en mi habitación del hotel. Ya empieza a sentirse como mi casa, nada que ver con el poco acogedor lugar al que llegúe hace dos semanas.

Sigo pensando en qué hacer. 
Cada día que salgo y camino por las calles estrechas, desaliñadas, con todo este desorden, me siento mejor. Vuelvo aquí dentro y todo se hace enorme de nuevo. Recuerdo que cuando me siento libre soy feliz. Lo que más echo de menos es poder compartir esos momentos con alguien. No estar sola.
Me acuerdo de India y lo feliz que fuí allí, lo segura que estaba de mí misma, y pienso que tal vez sea momento de regresar. Volver a encontrarme conmigo misma allí, pues el entorno me lo facilita. 
Quiero ser mi compañera de viaje y no necesitar de nada más. Qué lo que se sume a mi experiencia me aumente y no al contrario. Disfrutar de la compañía pero no necesitarla. No caminar con apego sino con  libre albedrío y amor. 

Quiero ser libre de nuevo. Libre de miedos, libre de pensamientos negativos, libre de emociones que me ahogan, libre de necesidades innecesarias y de apegos. Quiero volver a ser libre de mente y de espíritu. Quiero volver a aceptarme, escucharme y quererme. 



Camino hacia la libertad.



viernes, 29 de noviembre de 2013

29 de noviembre 2013: el tiempo es nuestro aliado

Los días pasan más rápido que antes. 

Ya hace dos semanas que llegué aquí y voy encontrando mi espacio. Voy aceptando este lugar e intento aprender a moverme en él sin olvidarme de mi misma. Intento escaparme de los momentos que no me gustan y que me agotan física y mentalmente. Voy conociendo a buenas personas y también conozco a gente que no quiero tener cerca. Realmente este lugar me está enseñando mucho, y aunque no comulgue con muchas de las actividades que se celebran en él, tengo que saber ver lo positivo que encierra para mí.


Voy disfrutando de mi tiempo libre. Mañana me iré a un pueblo, Taghazout, a media hora aunque sea sola a disfrutar de mi misma y el entorno. El martes estaré en Marrakech. Regreso el domingo.

Se acercará el momento de decidir si me quedo o no, pues me había dicho a mí misma que me quedaría una semana más después de Marrakech, cuando ya hiciera un mes aquí, y entonces decidiría mi camino. 
Pero sigo sin tenerlo claro, y hasta que no sienta con total seguridad que dirección tomar, me quedaré aquí. Con el muro de la distancia que me separa de las personas que amo, de mis indecisiones.

Intento pensar en el día a día, aunque me sigue resultando difícil no contar las horas, los días, las semanas. Intento amar el momento presente aún cuando todo lo que me rodea es tan contrario a mi misma. Es un buen ejercicio que el Universo me ha ofrecido realizar y estoy muy agradecida por ello.

La verdad es que todo lo que está pasando tenía que suceder. Aquí me estoy dando cuenta de muchas batallas internas que había pospuesto, por cobardía, miedo, pereza, inseguridad. Tengo que aprender a estar sola, y estar en estas condiciones me ayuda a hacerme fuerte. Me ayuda a aprender.

Los tiempos que vienen merecen de nuestra completa atención. A pesar de que afuera haya una tormenta, el interior debe permanecer en calma, y para llegar a ese punto es necesario trabajarnos.

Me repito la palabra paciencia como mantra. 

Hay que saber esperar, encontrar un lugar seguro y no precipitarse; esperar al momento adecuado. 
El tiempo es nuestro aliado, aprovechémoslo para escucharnos, sentirnos, observar lo que nos rodea y descubrir que nos hace bien o mal. Y cuando sepamos quiénes somos, qué queremos y cómo y cuando lo queremos, sentiremos una seguridad tan grande que los miedos y las inseguridades desaparecerán y el camino se iluminará. Ese será el momento de actuar.

Por el ahora...

Paciencia




jueves, 28 de noviembre de 2013

El camino de Santiago con Cairo, mi compañero de cuatro patas.

Esta entrada en el blog viene de hace mucho tiempo. Exactamente del 2010.

En julio de ese año decidí realizar el camino de Santiago del norte completo y cómo siempre que puedo, decidí que Cairo me iba a acompañar. 

Busqué información por si existía la posibilidad de que viniera; si había algún problema con su salud, o con los albergues, con otros peregrinos... y no obtuve mucha información. Aún así me aventuré y decidí empezar a caminar juntos por el norte de la península.

A lo largo del camino sentí la necesidad de contarle a otras parejas como nosotros mi experiencia y varias veces nombré la idea de un blog, que hasta ahora, nunca llegó.

Completamos el camino de Santiago entero desde Irún en un mes y la experiencia fue increíble, tanto que para mí marcó un antes y un después en mi vida.

Espero que os sirva de ayuda y cualquier duda que tengáis estoy a vuestra disposición. Debajo de la foto encontraréis un índice con lo necesario para esta aventura.

Buen Camino a todos/as!

Cairo el Conquistador



¿Qué me llevo en la mochila?

El Camino de Santiago del Norte: etapas

Cuidados para nuestro compañero peludo

28 de noviembre de 2013: reflejos

    "Durante los dos días que Marie estuvo lejos, y a pesar del susto del accidente, el Zahir volvío a ocupar su espacio. Yo sabía que, si el chico había cumplido su palabra, habría un sobre esperándome en casa con la dirección de Esther, pero ahora yo estaba asustado.
    ¿Y si Mikhail estaba diciendo la verdad respecto a la voz?
    Traté de recordar los detalles: bajé de la acera, miré a los lados mecánicamente, vi que pasaba un coche, pero también vi que estaba a una distancia segura. Aun así, fui alcanzado, quizá por una moto que intentaba adelantar a aquel coche y que estaba fuera de mi campo de visión.
    Creo en las señales. Después del camino de Santiago, todo había cambiado por completo: lo que  tenemos que aprender está siempre delante de nuestros ojos, basta con mirar alrededor con respeto y atención para descubrir adónde desea llevarnos Dios, y el paso mas acertado que debemos dar después.
    También aprendí a respetar el misterio: como decía Einstein, Dios no juega a los dados con el Universo, todo está interrelacionado y tiene sentido. Aunque este sentido permanezca oculto casi todo el tiempo, sabemos que estamos cerca de nuestra verdadera misión en la Tierra cuando lo que estamos haciendo está contagiado por la energía del entusiasmo.
    Si lo está, todo va bien. Si no lo está, es mejor cambiar pronto de rumbo.
    Cuando nos encontramos en el camino correcto, seguimos las señales, y cuando damos un paso en falso, la Divinidad viene en nuestro socorro para evitar que cometamos un error. ¿Acaso el accidente era una señal? ¿Acaso Mikhail, aquel día, había intuido una señal para mí?
    Decidí que la respuesta a esa pregunta era "si".
    Y tal vez por eso, por aceptar mi destino, por dejarme guiar por una fuerza mayor, noté que, a lo larrgo de aquel día, el Zahir empezaba a perder intensidad. Sabía que todo lo que tenía que hacer era abrir un sobre, leer su dirección y tocar el timbre de su casa.
    Pero las señales indicaban que no era el momento. Si realmente Esther era tan importante en mi vida como yo imaginaba, si seguía amándome (cómo había dicho el chico), ¿por qué forzar una situación que iba a llevar a los mismos errores que había cometido en el pasado?
    ¿Cómo evitar repetirlos?
    Conociendo mejor quién era yo, qué había cambiado, qué había provocado este corte súbito en un camino que siempre había estado marcado por la alegría. ¿Bastaba con eso?
    No, también tenía que saber quién era Esther, por qué transformaciones había pasado durante todo el tiempo que vivimos juntos.
    ¿Y era suficiente con responder a estas dos preguntas? Faltaba una tercera: ¿por qué nos había unido el destino?
    Como tenía mucho tiempo libre en aquel cuarto de hospital, hice una recapitulación general de mi vida. Busqué siempre aventura y seguridad al mismo tiempo, aun sabiendo que las dos cosas no eran compatibles entre sí. Incluso estando seguro de mi amor por Esther, me enamoraba con rapidez de otras mujeres, simplemente porque el juego de la seducción es lo más interesante del mundo. 
    ¿Había sabido demostrar mi amor por mi mujer? Tal vez durante un periodo, pero no siempre. ¿Por qué? Porque creía que no era necesario, ella debía de saberlo, no podía poner en duda mis sentimientos.
    Recuerdo que, muchos años atrñas, alguien me pregunto que tenían en común todas las novias que habían pasado por mi vida. La respuesta fue fácil: yo. Y al darme cuenta de eso, vi el tiempo que había perdido en busca de la persona adecuada; las mujeres cambiaban, yo seguia igual, y no aprovechaba nada de lo que habíamos vivido juntos. Tuve muchas novias, pero siempre me uedé esperando a la persona adecuada. Controlé, fui controlado, y la relación no paso de ahí. Hasta que lego Esther y transformó el panorama por completo.
    Estaba pensando en mi ex mujer con ternura: ya no era una obsesión encontrarla, saber por qué había desaparecido sin explicaciones. Aunque Tiempo de romper, tiempo de coser fuese un verdadero tratado sobre mi matrimonio, el libro era, sobre todo, un certificado para mí mismo: soy capaz de amar, de echar de menos a alguien. Esther merecía mucho más que palabras, incluso las palabras, las simples palabras, jamás habían sido dichas mientras estábamos juntos.
     Siempre hay que saber cuándo una etapa llega a su fin. Cerrando ciclos, cerrando puertas, terminando capítulos; no importa el nombre que le demos, lo que importa es dejar en el pasado los momentos de la vida que ya se han acabado. Poco a poco, empecé a entender que no podía volver atrás y hacer que las cosas volvieran a ser como eran: aquellos dos años, que antes me parecían un inferno sin fin, ahora empezaban a mostrarme su verdadero significado.
    Y ese significado iba mucho más allá de mi matrimonio: todos los hombres, todas las mujeres están conectados con la energía que muchos llaman amor, pero que en verdad es la materia prima con la que se construyó el universo. Esta energía no puede ser manipulada; es ella la que nos conduce suavemente, es en ella en la que reside todo nuestro aprendizaje en esta vida. Si intentamos orientarla hacia lo que queremos, acabamos desesperados, frustrados, defraudados, porque ella es libre y salvaje.
    Pasaremos el resto de la vida diciendo que amamos a tal persona o tal cosa, cuando en verdad estamos sufriendo simplemente porque, en vez de aceptar su fuerza, intentamos disminuirla para que quepa en el mundo que imaginamos vivir.
    Cuanto más pensaba en eso, más el Zahir perdía su fuerza y más me acercaba a mí mismo. Me preparé para un largo trabajo, que me iba a exigir mucho silencio, meditación y perseverancia. El accidente me había ayudado a comprender que no podía forzar algo para lo que todavía no había llegado el tiempo de coser. "


El Zahir, Paulo Coelho.



martes, 26 de noviembre de 2013

26 de noviembre 2013: una tarde libre!

Por fín he tenido un buen día en Agadir... ya era hora!

Nada más despertarme, de camino al restaurante a desayunar, me han dicho que me iba a abrir una cuenta en el banco marroquí. Eso es una buena noticia, porque me pagarán todo el dinero junto cada mes y no tendré problemas para mandarlo a España.
Cómo íbamos cuatro personas la cosa se ha alargado y casi he vuelto a las once y media de la mañana, hora de comer para los peques, y por lo tanto para mí. Hoy tenía la tarde libre, así que después de comer solo quedaba pasar un ratito en el baby club mientras los niños duermen, hasta las dos y cuarto y ya podía marcharme.
La hora de la siesta es genial. Todos los días me acompaña El Zahir, un libro de Paulo Coelho que a ratos parece estar definiendo un episodio actual en mi vida. Es un momento para mí, sin voces ni gritos, sólo se escucha alguna gaviota y el constante susurro de las olas erosionando la arena.

Por la tarde he ido al souk de nuevo, esta vez con dos personas muy bonitas, Eva, de España y Laila, compañera del baby club. 
Hemos pasado una tarde recorriendo las infinitas calles con infinitos puestos que se extienden en todas las direcciones. En uno de los puestos he comprado aceite de argán sin filtrar que hace una familia en su  casa y té bereber con menta para mis desayunos, de regalo, nos han dado un pintalabios natural, una especie de piedra que se moja con el dedo y la aplicas. 
Después de vueltas y vueltas, hemos salido de noche Eva y yo solas y antes de coger un taxi he aprovechado para comer una mazorca de maíz. Otra vez... ¡cómo me recuerda a India! los puestos de comida en la calle, los olores, el agua hirviendo con las mazorcas dentro, las brasas... Ha sido un puro instinto nostálgico que he disfrutado de camino al hotel. ¡Qué rica!

Y... de nuevo de vuelta.

Hoy el tema de la noche era años 70 y debíamos vestirnos como tal. Genial. Hoy era mi día para disfrutar y aunque todo el mundo se ha disfrazado, hoy he podido ser yo misma. Vestido, trenzas, kajal y sandalias. Que agusto he salido de mi habitación. 
Después de cenar, todo el teatrillo. Crazy signs (bailes coreografiados en la disco), espectáculo, de nuevo crazy signs, y se acabó por hoy para mí. 

Ahora estoy en la cama, con ganas de leer y descansar. Mañana será un nuevo día que traerá nuevas experiencias que asimilar y entender.

Espero tener un ratito como éste para seguir poniendo en palabras mis emociones y pensamientos. Gracias por estar ahí.

Eva, yo y Laila en la tienda de las especias

lunes, 25 de noviembre de 2013

25 de noviembre 2013: ¿semana nueva, vida nueva?


Llevo un día entero en la cama. Ayer por la noche tuve una gastroenteritis y después de un rato de dolor conseguí dormirme, aunque me volví a despertar en mitad de la noche unas cuantas veces. Por eso hoy no he ido a trabajar.

Esta semana tengo algunas novedades en mi horario; una tarde libre (mañana martes) y una mañana libre (jueves), además de mí jour off (día de descanso). Parece que vamos mejorando.
No obstante, vuelve a hacerse duro a ratos. Sobre todo cuando el cuerpo físico acompaña al mental en cansancio y falta de ilusión.

El sábado fue mi primer día libre, y lo aproveché para pasear hasta el puerto y para ir al souk (zoco). La verdad es que Agadir no se puede decir que sea el lugar más bonito que haya visto. Paseando por la playa me recordaba a Salou, con sus bares/restaurantes y sus tiendas. El puerto tiene su Zara y  su Stradivarius, y tiene fama de ser una zona de dinero.
Para ir al soul cogimos un par de taxis, porque nos encontramos seis personas que íbamos de camino y aprovechamos a ir juntos. Hay de todo, y me recordaba a los mercados de la India, aunque igualmente mucho mas ordenados, podría decir que es una mezcla entre el gran bazar de Estambul y los de allí. Hay de todo. Desde imitaciones de ropa y zapatillas hasta miel, inciensos, comida, legumbres y especias. Me compré un par de pantalones, incienso, jengibre, bálsamo del tigre, un perfume y unos coleteros y horquillas por unos 18 euros. No está mal, aunque el regateo es fundamental.
Después de un buen rato esperando a que todo el mundo hiciera sus compras, nos fuimos a tomar un té cerca del hotel y estuvimos charlando un rato. Al llegar vimos la puesta de Sol y cenamos todos juntos. Fue un buen día de descanso.

Ayer ya volví al trabajo. Muchos peques nuevos que lloraban por ser el primer día y muchas mamás preocupadas por como lo van a llevar sus hijos. Al final se acostumbran y empiezan a jugar entre ellos, pero el primer día siempre es el más difícil.

También tuvimos una reunión con el jefe. Cómo nueva noticia, nos dicen que recibiremos un castigo si no cumplimos el horario que nos dan hasta las 12 de la noche. ¿Un castigo? cada día esto es más locura; supongo que se refiere a una amonestación. Nos volvió a recordar acerca de no poner información del clubmed en las redes sociales a no ser que entre dentro de "lo que se puede poner". ¡Al carajo la libertad de expresión! 

El día tres me voy a una formación en Marrakech. Espero poder visitar la ciudad y apreciar sus encantos. Beberme un buen té y recuperar fuerzas para al menos un par de semanas más en este pequeño "village".



Gracias por estar ahí. Os quiero

viernes, 22 de noviembre de 2013

23 de noviembre 2013: una semana en marruecos


Vuelve a ser de noche en Agadir. Ya no suena la música en el hotel y a estas horas la mayoría de la gente duerme en sus habitaciones. Son las 2y30 de la mañana y es el primer día que me quedo hasta tan tarde, pero no importa, mañana tengo el día libre; mi primer día libre.

Sigue habiendo muchas cosas que no me gustan, y tengo que hacer un gran trabajo para estar tranquila en este lugar. 

Hoy, viernes, el tema de la ropa era muy elegante y por eso parecía que se celebraba una gran fiesta, de hecho, la fiesta de despedida para muchas de las personas que mañana vuelven a sus casas, después de unos días de vacaciones. 

Cuando me he sentado a observar todo lo que se movía alrededor de la piscina, lo primero que he pensado ha sido de nuevo en que estoy invirtiendo mi tiempo, que hago aquí, con toda esta gente que a simple vista parecen tan distintas a mi. Pero seguidamente, como si saliera de mi cuerpo, me he visto a mi misma, con un vestido negro que nunca me pondría en mi vida fuera del clubmed, maquillada, con zapatos de vestir y un pensamiento me ha venido a la cabeza; que persona tan diferente a mí. Si no me conociera, si no supiera quien soy (aunque a veces pienso que no soy, sino que me estoy haciendo), tal vez no me acercaría hablarme solo por el exterior. 
¡Cómo nos ayudan (o no) las apariencias!

Entonces he entendido que aquí todos somos iguales; que tal vez debajo de todo lo superficial sea capaz de encontrar seres magníficos, que pueden enseñarme cosas a las que jamás llegaría por mí misma. No puedo negarme a ofrecer mi cariño, mi amor, mi compañía, mi alegría o mis abrazos a alguien que existe tanto como yo.

Y he decidido disfrutar de mis compañeros. De toda esta gente que aunque muchos vivan para hacer esta locura en el hotel, son también personas. Y tengo que amarlas igualmente.

Por lo demás, cómo ya dije que iba a intentar, hago mi trabajo y desaparezco. Estoy lo justo y necesario en la "vie en village" y procuro siempre acercarme a la gente con la que creo que voy a sentir más paz.

No me siento sola porque sé que estáis ahí. Mi familia y mis amigos. Aunque a veces me gustaría hablar largo y tendido y confirmar que no estoy loca por pensar que esto es de lo más irracional que he vivido.
Realmente no me da tiempo a echar de menos, ya que el rato que tengo libre intento no pensar demasiado. Y si echo de menos no se a quién ni cómo, aunque para explicar esto necesitaría más tiempo. Son demasiados pensamientos, demasiadas emociones las que se entrecruzan.

Ya es de noche en Agadir.

jueves, 21 de noviembre de 2013

21 de noviembre 2013, casi una semana en marruecos

Es por la tarde y estoy en mi rato de descanso. Como siempre, me vengo a mi habitación, pongo música, y trato de relajarme y desconectar.

Los últimos días han sido difíciles. Estoy con catarro y ayer por la tarde no trabajé. No sé muy bien si es una señal de mi cuerpo de que no estoy bien aquí o simplemente es por que he cogido frío, o ambas. No obstante, voy encontrando personas. Personas que parecen normales. Sobre todo una chica de Francia y otra de Bruselas, a las que de verdad les importa más hacer bien su trabajo con los niños que todo lo que viene después.

Dejando a un lado el tema del salario, que intento olvidar todos los días para no sentirme mal, ha habido muchas noticias que me han hecho hervir la sangre y querer escapar de aquí.
Una de ellas es que se intentan quedar el pasaporte los seis meses de la estancia, y digo lo intentan porque ellos no pueden quedárselo si tu no quieres, así que te dicen que lo necesitan y así indefinidamente. Yo ya tengo mi pasaporte conmigo, y les he dicho que si lo necesitan me lo pidan, mientras tanto lo guardo yo. Todo ésto, según las personas con las que he hablado, es para que no te puedas ir cuando quieras... y ahí viene otra de las noticias; cuándo decides irte, no te vas cuando tu quieres, si no cuando ellos te dicen, y puede ser dos semanas después, y que te avisen un día a las 9 de la noche de que tu avión sale al día siguiente a las 7 de la mañana. Te acompañan hasta el aeropuerto para ver como te vas. Según ellos eres su responsabilidad y no te puedes quedar aquí.

Y así voy sumando y sumando...

No me gusta como tratan a los niños. Es algo que si veo que continúa así me quejaré.
Algunas de mis compañeras, las marroquíes, hacen lo que les da la gana. Se quedan dormidas y no van a trabajar, contestan a todo el mundo que hace algo que no quieren, y lo peor es como se portan a veces con los niños; no lo hacen siempre, pero si tienen un mal día lo pagan con ellos. Eso para mí es muy duro.
Se que hay gente en el hotel, trabajadores, que se acuestan con clientes a cambio de dinero y regalos. Ellos mismos no se quieren, no se aman, no se aprecian.

El "chef de village" o por decirlo de alguna manera, el jefe, nos dice que nos vayamos de fiesta con los clientes, que bebamos, que nos acostemos tarde y durmamos 2 o 3 horas, y al día siguiente más... ¡Trabajo con niños de 4 meses a 4 años! ¿Cómo esperas que sea tan irresponsable de hacer eso?

Por lo demás, intento hacer mi trabajo y darle cariño a los niños.
Ya estoy pillandole el truco a según que cosas e intento hacer solo las cosas en las que pone mi nombre. Ni más ni menos.

Le voy a echar morro y me voy a ir cuando quiera dormir. No soy cualquiera, y sobre todo se que soy persona, que soy libre y que nadie es más ni menos que yo. Nadie me va a utilizar ni se va a aprovechar de mí. Estaré aquí hasta que yo quiera y cuando considere que el intercambio que hago deja de ser equitativo me iré.

He salido fuera el hotel. Me gusta hablar con la gente de aquí. Yo soy así. Prefiero a las personas. Elijo la humildad, la sencillez, las sonrisas, la complicidad, la empatía, la cultura, las tradiciones, las callejuelas y los olores, los colores... la verdad.

martes, 19 de noviembre de 2013

19 de noviembre 2013: cuarto dia en el clubmed

Hoy está siendo un dia duro.

La mayor noticia que he recibido ha sido cuando hablaba con Stephanie, una compañera de trabajo. Ella es de Bruselas. 

No se si había comentado que el contrato que me han hecho es bajo la ley marroquí, así que para todo lo que trabajamos el salario es muy muy malo. Con esa información he comenzado a hablar con ella y se me ha quedado la expresión congelada cuando me ha dicho que su contrato es francés y que su salario es EL DOBLE que el de las españolas. ¿Por qué? Por su nacionalidad! 
Su puesto es exactamente igual que el mío, no hace ni más ni menos que yo, pero su salario es el doble. Está claro que esto me ha chocado; pero también me he quedado perpleja cuando hablando con Aisha, una compañera marroquí, me ha dicho que ella todavía cobraba menos... la mitad que yo! una cuarta parte del salario de cualquier otra nacionalidad europea (excepto los españoles)

Me he sentido discriminada por ser de donde soy. Me parece una injusticia. Pienso en todas las personas en el mundo que están en esta misma situación y siento una rabia inmensa. 
Claro, es complicado entenderlo, y es una locura pensar que esto nos pase a gente con nacionalidad española. Lo peor de todo, si, yo he venido aqui sabiendo que iba a cobrar lo que cobro, pero no sabia que hay personas que trabajando lo mismo cobran más; y no es que lleven más tiempo, ni tengan un puesto superior. ¡Es por qué son franceses, holandeses, alemanes, belgas o ingleses! 

Me siento engañada.

Todo ésto me produce unas ganas inmesas de irme a mi casa, o bueno, más que a mi casa a hacer otras cosas con otro tipo de gente. Tal vez wwoof o voluntariado. Hay gente que necesita la ayuda y además, la vida de los hoteles es insostenible. Desperdicios de comida, contaminación, turismo masivo... Aún no se que hago aquí.

Tengo una formación en Marrakech a principios de diciembre durante 5 días. Intentaré aguantar hasta entonces. Por el momento no voy a ofrecerme para todo lo que me pidan, igual que ellos me engañan y discriminan, yo no voy a regalarles mi tiempo.

Bienvenidos a un mundo de falsedad.

17 de noviembre 2013: otro día en el clubmed


Es la una de la mañana y para los horarios que llevamos en el hotel, es tardísimo.

Hoy me he levantado a las 7 y 30 para despedir a los GM (Gentil Membre). He desayunado y he comenzado mi primer día en el petit club.

El trabajo consiste en estar con los peques desde los 0 hasta los 4 años. 
Unos lloraban, otros sonreían. Hemos cambiado pañales, jugado, dormido la siesta; hemos hecho crepes de chocolate y finalmente, a las cinco de la tarde, el petit club cerraba por hoy.

Parece que he tenido suerte y al haber pocos niños/as y cerrar antes, he tenido un par de horas de descanso.

Pero el trabajo continúa hasta las 23.30, cuando la música de la disco termina. Hoy el tema eran bailes latinos, y la verdad, si no fuera por esta parte del día, me resultaría imposible seguir aquí.

Este lugar es como una fiesta continua (evidentemente el alcohol es únicamente para los clientes, aunque si ellos te ofrecen puedes beber). Por la noche se realizan espectáculos y bailes, con una animación que debe estar siempre al 100%.

Empiezo a estar mejor, aunque todavía no estoy segura de que este sea un lugar donde yo pueda pasar seis meses. Realmente sigo en prueba para el hotel y el hotel sigue en prueba para mi.

Vuelvo a la habitación, mi pequeño templo. Intento meditar, desconectar, leer, escuchar música, y no me siento tan extraña. Hábitos de mi día a día que incorporo poco a poco en este nuevo camino.

Parece que voy integrando y aceptando. Dicen que la primera semana es la más dura. Soy fuerte y voy a ser feliz aquí.

Evolución

domingo, 17 de noviembre de 2013

16 de noviembre 2013. Segundo día en ClubMed

Regreso a mi habitación después de un largo día, y todavía no ha terminado.

Ya he recuperado mi mochila y mi habitación empieza a parecer ya mi habitación.
No hay muchas cosas, solo lo que cabe en una mochila, y me produce una sensación que me gusta. No se si se me siento más libre, pero me siento más vacía, más ligera. 

Mi primer día de trabajo no está siendo tan duro como imaginaba, aunque si un poco agitado. Aquí no se para. Trabajas en tu sección, pero también recibes a los GM (gentil membre o lo que es lo mismo los clientes que se alojan en el hotel), los despides, comes con ellos, cenas con ellos y por las noches (aunque ésta va a ser mi primera) bailas y "te diviertes" con ellos. Todo para crear ese ambiente familiar que identifica a esta cadena de hoteles.

Cada uno de los que trabajamos aquí en contacto directo con los clientes somos denominados GO (gentil organizater). Somos un equipo de muchos GO's, de muchas nacionalidades diferentes: Bélgica, Francia, España, Italia, Senegal, Marruecos… y las que todavía me faltan por descubrir.
Sobre todo hablo con las españolas. Mi punto débil aquí es el francés; o aprendo o me tendré que ir, porque sin comunicación en este trabajo no hacemos nada.

Hoy hemos recibido la noticia de que vamos a tener wifi para los empleados; me alegro. No sé si podría aguantar mucho tiempo sin tener contacto con mi familia y amigos.
Mi habitación es sencilla y tengo baño y ducha personal. Nada comparado con las del hotel, pero es suficiente. A momentos recuerdo las habitaciones individuales del viaje por India y, aunque bastante más limpia, es parecida.

Los horarios varían, el tiempo de descanso es breve aunque suficiente para pasar tres o cuatro veces al día por la habitación a desconectar.

La comida es increíble. Y mejor, porque pudiendo desayunar, comer y cenar como me gusta sin tener que cocinar, mi alimentación va a ser buenísima. Sopas, cuscús con verduras, verduritas al vapor, fruta, zumos, arroz… Aunque también existe la opción de beber muchos refrescos con gas y comer pasta con tomate, pizza, carnes y salsas, por lo que tienes que ponerte firme y no aceptarlo, o al menos no como algo habitual en tu plato.

Hoy he visto el mar. 
Tengo muchas ganas de pasear por la playa, sentarme en la arena, mirar al horizonte y no pensar.

Aceptación, integración, evolución.

15 de noviembre 2013. Primera Noche en Club Med

Mi primera noche en Agadir, Marruecos.

El viaje ha sido largo y denso. 
Ayer por la noche dormí tan solo 4 horas y al despertar todavía tenía cosas por hacer.

Parece mentira que hace menos de un día aún abrazaba a mis padres, amigos, mi perro… y de repente ya estoy aquí. En una habitación de un resort de "felicidad", escuchando hevia tumbada en la cama y escribiendo mis primeras impresiones. 

Serán los aviones. Nos permiten viajar en menos de un día a lugares que nos llevaría meses e incluso años llegar a pie. Cuantas experiencias nos arrebata el perder tiempo, o ganarlo, según se mire. A mí, personalmente, me cuesta adaptarme a un cambio tan brusco de lugar, con todo lo que conlleva. Cultura, clima, vegetación, alimentos… Y todo en unas horas, si llega.

Integración.
Aceptación.
Evolución.

Esos son mis tres mantras de hoy. Mi triplete a la tranquilidad. Mis tres modificadores de frecuencia.

Oígo el sonido de la música en el bar del hotel; voces de unos hombres hablando en árabe; la música que suena en el ordenador.

Recuerdo el camino del aeropuerto al hotel, mi casa durante los seis meses que siguen, o al menos mi casa ahora, y seguramente mañana.
El paisaje, el pueblo, me venían a la mente las imágenes de los informativos de otro atentado por la religión. A ratos familiar; las mujeres y niñas paseando por Conde Aranda; alfombras en las calles que acostumbro a ver detrás del escaparate de una tienda.

No sé si me termina de convencer. 

Pero aquí estoy; mis tres mantras.

Aún no he empezado a trabajar, pero no será tarde cuando empiece; mañana a las 10 de la mañana he quedado en la puerta del baby club, el edificio para los peques. 
El contrato es diferente segun las nacionalidades. El trabajo es duro y casi no hay tiempo libre.
Pero aún así, dibujo un trisque en mi mente. Cada espiral me recuerda una palabra: integración, aceptación, evolución. Es el trisque que me acompaña; que me recuerda que estoy en paz, que me ayuda a no perder el equilibrio. El mismo que purifica los pensamientos cuando entran y cuando salen.

Mañana será otro presente transformado por los sueños de la noche. 

Seguro que es un día especial.


martes, 12 de noviembre de 2013

Vendimia 2013: La champagne y Paris

Otro año más se acercaba la temporada de vendimia en Francia... Champán, vino.... Uvas y más uvas!



Y como volvía a encontrarme sin trabajo y ya teníamos el contacto hecho del primer año, volvemos a movernos 12 personas desde España al norte de Francia, dirección Avize, dónde nos esperaba William, nuestro patrón, con un montón de campos llenos de uva madura (y no tan madura) para recoger.

Este año íbamos cuatro personitas en el coche: Iván, Alex, Ibán y yo. La verdad, no es mala compañía!

En el 2011 la vendimia se realizó a finales de agosto y principios de septiembre; en cambio, este año, se ha retrasado hasta octubre. Hemos quedado el 30 de septiembre para coger el primer racimo de incontables!

Salimos desde Zaragoza Iván y yo, que habíamos quedado en Sabiñánigo con Ibán y Alex. Fue un viaje largo y pesado, conduciendo tanto de día como de noche, con mucha mucha lluvía. Pero finalmente llegamos a Avize, donde nuestros amigos nos esperaban con el patrón. Al día siguiente empezamos a trabajar.

Viaje de Zaragoza a Avize


La jornada de trabajo era de siete horas, con quince minutos para desayunar, una hora para comer y tal vez, si el jefecillo se enrolla, un pequeño descanso por la tarde. En total trabajamos de 8 de la mañana a 16.30 de la tarde. Si, toda la tarde libre; ganas de hacer cosas, ninguna!!!

Hemos trabajado doce días, librando el domingo, con lo que pasamos dos semanas en Francia. Trabajando, durmiendo en la tienda de campaña y comiendo con el camping gas; todo ésto ya se ha hecho normal para mí. ;)

Thor meditando en las viñas



El fin de semana, ya que Avize está muy cerca de París, hicimos una mini excursión a la ciudad del amor para ver a los parisinos y su capital.

Moulin Rouge
Notre Damme


Torre Eiffel




Recolectores 2013



Si te interesa trabajar en la vendimia, puedes leer pinchando aquí. No tengo un contacto directo para darte, ni muchas direcciones dónde acudir, pero te puedo mostrar cómo hicimos nosotros el primer año para conseguir el trabajo. Mucha suerte!

Marruecos: trabajando para el Club Med

Llevo casi un mes en Zaragoza desde que llegamos de la vendimia en Francia, y parece que el tiempo en la ciudad llega de nuevo a su fín, para dar comienzo a una nueva aventura.

Hace una semana y media encontré un anuncio en internet en el que el resort Club Med en Agadir (Marruecos) buscaba gente para cubrir diferentes puestos de trabajo. Uno de ellos hacía referencia a la animación en su hotel con peques de dos a tres años y, aunque no muy segura y siguiendo un impulso interior, me decidí a rellenar los datos y mandar el curriculum a través de su página de internet.

El idioma hablado es francés, y por ello el formulario a rellenar está escrito en este idioma, que gracias a los viajes a Francia y a unas cuantas clases en Zaragoza, hablo medianamente :)

El tiempo desde que lo mande hasta que me llamaron fue muy poco, pero aún así ese impulso interno del que hablaba antes me hacía pensar muchas veces al día en mi candidatura y aunque me llamaron tras cinco días, se me hizo eterno!

Parece que os hablo de hace ya un tiempo, cuando ésto ocurrió hace una semana. Me habían preseleccionado! 
¡Que alegría! Ya estaba con los nervios a flor de piel, pero todavía quedaba una entrevista más por hacer mediante la web cam. Ésta entrevista la hice el viernes pasado y definitivamente... ¡He sido seleccionada!

Así que ahora empieza una nueva aventura... Éste viernes cogeré el avión hacia África, continente que no había visitado antes, y durante seis meses viviré en Agadir. 

Espero aprender muchísimo de esta experiencia, saborear nuevas comidas, descubrir muchos lugares y conocer a otras maravillosas personitas con las que compartir e intercambiar!

Gracias por esta increíble oportunidad!

Allá voy Agadir!


domingo, 10 de noviembre de 2013

Cerdeña 2013: una semana en la tienda de campaña

En agosto del 2013, mis amigas Sara, Ana y yo, buscábamos un destino para quitarnos el calor y el agobio de la ciudad, al menos durante una semana.

Mirando las compañías aéreas, y como siempre, buscando un presupuesto lo más ajustado posible, encontramos unos billetes a Alghero (Cerdeña) por 50 euros ida y vuelta, y nos lanzamos rápidamente (solo quedaban tres plazas en el avión!) a por ellos.

A falta de tres semanas para el viaje, compramos la guía de lonely planet de la isla para hacernos un poco con la zona, el transporte y los lugares más emblemáticos. Poco después, Sara nos dió la noticia de que no le habían concedido la semana de vacaciones, así que Ana y yo seguimos con los preparativos solitas.

La compañía con la que íbamos a volar era Ryan air, que cómo ya sabemos, tienen unas medidas muy ajustadas en cuanto al equipaje de mano y las facturaciones (que hay que pagar aparte).
Decidimos llevarnos una mochila cada una con lo necesario para pasar una semana durmiendo en la tienda de campaña, con lo que algo indispensable era la propia tienda, los sacos para dormir y la esterilla (que al final no llevamos y terminamos comprando colchonetas de agua para que hicieran la misma función)

El sábado 3 de agosto cogimos el coche rumbo a Girona, desde donde salía nuestro vuelo y después de meternos por pueblos perdidos y de conducir cinco horas y media, ¡llegamos a Girona!
Aparcamos el coche. Buscamos la parada del autobús. Y rumbo al aeropuerto. ¡Las doce de la noche!

Esperando en el aeropuerto de Girona


Intentamos dormir un poquito para estar mejor al día siguiente y a primera hora de la mañana salía el avión rumbo a Alghero.

Nuestra idea de viaje era gastar lo mínimo, ver el máximo, y con algún que otro sacrificio, lo conseguimos.
La ruta que hicimos fue la siguiente:






Primer día: Santa Teresa de Gallura y Capo Testa

Antes de salir de España ya nos habían ofrecido un coche a Olbia, la otra punta de Cerdeña, gratis! Y así fue, llegamos, ambiente empalagoso como en la costa del mediterráneo, y el hijo de una pareja encantadora estaba esperándonos con el coche.

Llegamos a Olbia pasado el medio día, fuimos al puerto y cogimos un autobús a Santa Teresa de Gallura, dónde queríamos pasar un par de días para visitar el Capo Testa (del que tuvimos unas recomendaciones muy lindas).

Llegamos a Santa Teresa y después de un día entero de aquí para allá, nos fuimos a dar un chapuzón! El agua...cristalina...limpia...la arena fina, el sol... ¡que maravilla de lugar!
Pero pronto se iba a hacer de noche, y al ir con la tienda de campaña teníamos que buscar un lugar dónde dormir. Nos dirigimos a Capo Testa.
Cuando llegamos, era el momento perfecto para sacar la cámara y disfrutar de una increíble puesta de sol. Ya sabíamos donde íbamos a dormir.

Ana y el Sol

Ana y el Sol
Nuestra primera casa



Segundo día: La Marmorata

Nuestro segundo día en la isla lo dedicamos a la playa, bueno, a eso y a buscar mi bolso con tarjetas, carnet y móvil, que había perdido el día anterior. Aún sigue habiendo gente buena en este mundo y lo habían recogido y dejado en un hotel al otro lado de Santa Teresa de Gallura, lo que nos hizo ir hasta allí y disfrutar de un maravilloso día de playa.

Cala en capo testa

Cala en capo testa


Cogimos el autobús desde Capo Testa a Santa Teresa de Gallura hasta La Marmorata, un complejo hotelero con un pequeño pueblecito al lado, donde se encontraba mi bolsito. 
¡Vaya paliza de viaje!
 Aunque como todo tiene su recompensa...pasamos uno de los mejores días en la isla, tumbadas en una cala solitas. Lo mejor, el sendero que se recorre por la orilla del acantilado entre arboles y vegetación; al otro lado, más y más calas, donde terminamos montando la tienda y durmiendo.

Barcos en la Marmorata

Cala en la Marmoratina


Con la puesta de Sol
Nuestra segunda casa
Ana antes de dormir





Tercer y cuarto día: La Madalena


Nuestro tercer día en la isla lo pasamos camino a la Isla de la Madalena, un destino que es muy común y turístico, que a pesar de ser un Parque Natural, nos decepcionó un poco.
Desde Santa Teresa de Gallura fuimos en autobús hasta Palau, desde dónde cogimos un ferry a la abarrotada isla.

Ferry a la isla


Las vistas desde el ferry
Antes de coger el ferry, probamos la Ichnusa, cerveza italiana



El pueblo en sí es precioso; el clima mediterráneo hace que la vegetación sea muy parecida a la de la costa española y el conjunto de playas es espectacular. El mayor problema con el que nos encontramos es que al haber tanta gente, las playas más turísticas son las que se mantienen limpias, pero cuando te sales de éstas, encuentras calas llenas de basuras y de restos como bidones, ropa, plásticos y materiales que ni siquiera sabíamos de donde venían.


Las calles de la Madalena
Calles de la Madalena


Ana paseando por las calles


La primera noche la pasamos en un camping, puesto que queríamos visitar muchos sitios y con las mochilas era un poco agobiante, la segunda noche dormimos en unas dunas con una vista increíble que un chico de la zona nos mostró muy amablemente.

Atardecer en la playa

Nuestra cuarta casa frente al mar

Flor de las dunas


Las excursiones por las islas de alrededor prometían ser espectacularmente lindas, pero al mismo tiempo se salían de nuestro presupuesto. No se puede parar en las playas y únicamente te ofrecen el paseo en barco y las increíbles vistas, asi que decidimos no hacerlo.




Quinto día: Nuoro y Cala Gonone

El quinto día nos levantamos y nos dirigimos de nuevo con el ferry a Palau, punto de entrada y salida de la Isla de la Madalena, desde dónde cogíamos de nuevo un autobús a Olbia para llegar después hasta Nuoro. 

¡Otro día de autobús!

En Nuoro solo disponíamos de un rato, el justo para comprar fruta y cena para la noche, ya que nuestro autobús a Cala Gonone salía en unas horas. No obstante, el pueblo no nos agradó y se notaba que no llegaba tanto turismo como a otros pueblos; el clima ya era diferente, hacía más frío, y aun  así fue agradable bajar un ratín de la nube de glamour que se movía en el resto de la isla. Un poco de normalidad.

Ana en el autobús

Rincones de Nuoro

Iglesia de Nuoro y Ana


Teníamos muchas ganas de llegar a la costa este de la isla, y de haberlo sabido antes, hubieramos dedicado más tiempo a esta zona. No hay tanta gente y Dorgali y los pueblos de alrededor son increiblemente mágicos, típico pueblo italiano en la montaña.




Sexto día: Cala Gonone y Sassari

Dormimos en un caminito al lado de la playa. Llovía un poco pero al día siguiente salió el sol y aprovechamos un magnífico día de playa.

Nuestra última casita en la tienda de campaña

Cala Gonone


El pueblo de Cala Gonone nos encantó. Comimos en un restaurante ( la segunda comida en restaurante que comíamos) y todo nos supo a gloria; todo menos el servicio, que después de unas cuantas quejas parece que entraron en razón y nos atendieron correctamente.

Ana en Cala Gonone

Cala Gonone y el Golfo de Orosei

Como no teníamos opción a coger un autobús al día siguiente, ya que los sábados no hay autobús hasta la ciudad de Nuoro, tuvimos que salir el mismo día hacia Nuoro, Sassari y finalmente Alghero, desde donde salía el domingo el avión de vuelta a Girona.

La visita a Sassari, además de rápida, fue gratificante. Un pueblo muy bonito, con las calles empedradas y una iglesia espectacular. Todo un pueblo del medievo excelentemente cuidado.

Calles de Sassari

Iglesia de Sassari

Llegamos a última hora de la tarde al aeropuerto de Alghero, ya que para seguir recortando gastos queríamos dormir en él. Nuestra sorpresa fue cuando a las 11 de la noche nos avisaron de que el aeropuerto iba a permanecer cerrado desde las 12 hasta las 4 de la mañana, así que con todo montado para dormir, tuvimos que recoger y salir al cesped, dónde tampoco dormimos mal.



Séptimo día y última noche en Cerdeña

Nos despertamos a primera hora de la mañana y nos dirigimos con las mochilas a la ciudad de Alghero. Allí queríamos hacer, entre otras cosas, la visita a la gruta di nettuno, la cual después del viaje en autobús hasta el lugar en cuestión, nos dijeron que estaba cerrada por el fuerte oleaje.
Nos pusimos las mochilas a la espalda y decidimos bajar andando toda la carretera, llegando así a un lugar precioso, con un acantilado increíble al mar.

Bajando desde la gruta di Nettuno

Vistas a la costa

Acantilado y Anica

Ojo no te caigas!

Una vez en Alghero nos relajamos un rato en la playa, otra vez y aún en la ciudad, agua cristalina y mucha, mucha gente. Recorrimos la parte más antigua de la ciudad. Calles medievales, pequeños comercios para turistas y muchos restaurantes. Un lugar mágico.



Por la noche cogimos el autobús al aeropuerto, que después de varias confusiones tuvo que ser un taxi, y volvimos a montar el campamento en el cesped.

Última noche en la isla. Calor, humedad y cansancio, pero con toda una experiencia gratificante que poco a poco nos había enamorado.

Al día siguiente cogimos el avión y volvimos a Girona, y ya en el coche, regresamos a Zaragoza con muchas ganas de volver y recorrer toda la costa este de Cerdeña, la zona del golfo de Orosei que no habíamos podido disfrutar todo lo que hubieramos querido.

Anica y yo. Volveremos Cerdeña!


¡Volveremos Cerdeña!