jueves, 21 de noviembre de 2013

21 de noviembre 2013, casi una semana en marruecos

Es por la tarde y estoy en mi rato de descanso. Como siempre, me vengo a mi habitación, pongo música, y trato de relajarme y desconectar.

Los últimos días han sido difíciles. Estoy con catarro y ayer por la tarde no trabajé. No sé muy bien si es una señal de mi cuerpo de que no estoy bien aquí o simplemente es por que he cogido frío, o ambas. No obstante, voy encontrando personas. Personas que parecen normales. Sobre todo una chica de Francia y otra de Bruselas, a las que de verdad les importa más hacer bien su trabajo con los niños que todo lo que viene después.

Dejando a un lado el tema del salario, que intento olvidar todos los días para no sentirme mal, ha habido muchas noticias que me han hecho hervir la sangre y querer escapar de aquí.
Una de ellas es que se intentan quedar el pasaporte los seis meses de la estancia, y digo lo intentan porque ellos no pueden quedárselo si tu no quieres, así que te dicen que lo necesitan y así indefinidamente. Yo ya tengo mi pasaporte conmigo, y les he dicho que si lo necesitan me lo pidan, mientras tanto lo guardo yo. Todo ésto, según las personas con las que he hablado, es para que no te puedas ir cuando quieras... y ahí viene otra de las noticias; cuándo decides irte, no te vas cuando tu quieres, si no cuando ellos te dicen, y puede ser dos semanas después, y que te avisen un día a las 9 de la noche de que tu avión sale al día siguiente a las 7 de la mañana. Te acompañan hasta el aeropuerto para ver como te vas. Según ellos eres su responsabilidad y no te puedes quedar aquí.

Y así voy sumando y sumando...

No me gusta como tratan a los niños. Es algo que si veo que continúa así me quejaré.
Algunas de mis compañeras, las marroquíes, hacen lo que les da la gana. Se quedan dormidas y no van a trabajar, contestan a todo el mundo que hace algo que no quieren, y lo peor es como se portan a veces con los niños; no lo hacen siempre, pero si tienen un mal día lo pagan con ellos. Eso para mí es muy duro.
Se que hay gente en el hotel, trabajadores, que se acuestan con clientes a cambio de dinero y regalos. Ellos mismos no se quieren, no se aman, no se aprecian.

El "chef de village" o por decirlo de alguna manera, el jefe, nos dice que nos vayamos de fiesta con los clientes, que bebamos, que nos acostemos tarde y durmamos 2 o 3 horas, y al día siguiente más... ¡Trabajo con niños de 4 meses a 4 años! ¿Cómo esperas que sea tan irresponsable de hacer eso?

Por lo demás, intento hacer mi trabajo y darle cariño a los niños.
Ya estoy pillandole el truco a según que cosas e intento hacer solo las cosas en las que pone mi nombre. Ni más ni menos.

Le voy a echar morro y me voy a ir cuando quiera dormir. No soy cualquiera, y sobre todo se que soy persona, que soy libre y que nadie es más ni menos que yo. Nadie me va a utilizar ni se va a aprovechar de mí. Estaré aquí hasta que yo quiera y cuando considere que el intercambio que hago deja de ser equitativo me iré.

He salido fuera el hotel. Me gusta hablar con la gente de aquí. Yo soy así. Prefiero a las personas. Elijo la humildad, la sencillez, las sonrisas, la complicidad, la empatía, la cultura, las tradiciones, las callejuelas y los olores, los colores... la verdad.

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