lunes, 2 de diciembre de 2013

2 de diciembre 2013: Viajando a Marrakech

Ya estoy en Marrakech, otro club med.

Por lo menos vamos a tener cinco días sin más obligación que formarnos para el trabajo que hacemos en Agadir. Nada de GM's, espectáculos, discoteca, crazy signs... 

El hotel es increíble, nada que ver con el otro. Estamos en una habitación de clientes, con pulserita incluída. Tiene un campo de golf dentro del hotel, una piscina preciosa, habitaciones con balcón y jardín con cesped y árboles.

Hemos venido en un autobús "supratour" durante tres horas y al ser ya de noche no he podido disfrutar del paisaje. Al llegar hemos cogido un taxi que nos ha traído directas al hotel.

Las calles me siguen recordando a India, ahora mucho más. Carritos de comida, perros callejeros, gatos, casas de barrio despintadas y carreteras de tierra y baches. Mañana al terminar la formación espero poder salir al centro y cenar en uno de esos puestos con comida típica, barata y sabrosa.

Es sorprendente como se ven aquí las estrellas. Todas las noches miro al cielo y no deja de sorprenderme la cantidad de puntitos blancos que se ven. Orión, Casiopea y las increíbles Pléyades que sirven a los Tuareg para guiarse en el desierto, nombradas tantas veces por los Mayas, Neith, la madre divina para los Egipcios.
Me hace sentirme en casa. Allá dónde voy, cuando miro al cielo y las reconozco, brillantes, se donde estoy. Siento que todo y a la vez nada, cambia. Me encuentro arropada por el Universo y protegida, habitando este planeta que desde cualquier otro punto es, a su vez, una luz más en el cielo.

El tiempo sigue pasando rápido. A veces siento que puedo aguantar aquí y de hecho algo en mi interior me dice que todavía no es momento de actuar, que tengo que ser paciente y que este lugar me ayuda en el trabajo que hago.

Sigo pensando en el futuro, aunque ya no me influye en el presente. Sé que algún día me iré de aquí; sé que viajaré; sé que encontraré personas y lugares, pero ya no me agobia una fecha concreta. Estoy aprendiendo a esperar y a aprovechar el tiempo de espera.

Aunque las decisiones que he tomado últimamente sean difíciles y me creen dolor, sé que son por una razón, son necesarias para seguir evolucionando.
Cuando me vine aquí sabía que empezaba una batalla en mi interior, la cual había pospuesto desde hace mucho tiempo pero que era necesaria. Y como en todas las batallas, hay pérdidas, victorias, miedo, frustración, adrenalina, fuerza y debilidad, amor y odio. Los días malos no son más que pasajes de esta historia. Como todo en el Universo, se transforman en otro día, otros presentes que traen más experiencias que nos hacer crecer. Ese es mi día a día. Una lucha constante por ser y estar presente, escuchándome y sintiéndome.

¡Las habitaciones en Marrakech!

No hay comentarios:

Publicar un comentario