Hoy ha sido un día soleado en Marrakech. No ha hecho a penas frío durante el día y he tenido el placer de comer a medio día al sol, en tirantes, sentada en una terraza con música y sin nadie a mi alrededor. Un momento de tranquilidad y relax en esta vida frenética del club med.
Seguimos con la formación. El sábado es el último día y sinceramente, no esperaba aprender tanto en esta semana.
Estamos estudiando muchas cosas de los bebés. Etapas, motricidad, desarrollo psicológico... además de todas las actividades que aprendemos para hacer con ellos. Mañana tengo que presentar un juego/manualidad/excursión para niños de 4 meses a 4 años, con contenidos, objetivos, metodología y toda la ficha de actividad incluída. Es algo que me motiva y me hace sacar la creatividad que aquí tanto tengo contenida.
Hemos vuelto a ir al souk, un lugar donde me siento bien, rodeada de puestos de comida, personas que viven aquí, pequeños comercios, callejuelas que llevan a callejuelas; motos, bicis y carros circulan caóticamente sorteándonos. Y aunque me encanta, termino cansadísima. Te buscan y te hablan, te preguntan, te quieren llevar a su tienda, y si no a la de su amigo. Los precios son increíblemente altos, y aún regateando no compro nada porque sigo considerando que es caro para este lugar.
Las tiendas que más me gustan son las de los Bereber. Anillos, pulseras y pendientes que parecen traer una energía con ellos, algo especial, algo mágico. Pero aún así no compro nada. Siento que algo ha cambiado en mí en los últimos años. Me cuesta comprar cosas que no necesito solo porque son bonitas. Creo que no quiero más peso en la mochila, que todo lo material al final es una carga y así nos llenamos por fuera pero nos vaciamos por dentro.
No voy a tener suficiente tiempo como para visitar Marrakech de día, así que pienso en volver un sábado, mi único día libre.
El otro día en el zoko, un señor de aquí me dijo que parezco rifeña de la montaña, y me hizo mucha ilusión. Los rifeños son habitantes de la región del Rif, en el noreste de Marruecos. Él hizo referencia a los yebala, que son los habitantes nómadas de las montañas, según él muy duros y luchadores. Me gusta esa definición.
Se acaba la batería del ordenador y también la mía. Os echo de menos. Gracias por leerme y estar ahí.
Seguimos con la formación. El sábado es el último día y sinceramente, no esperaba aprender tanto en esta semana.
Estamos estudiando muchas cosas de los bebés. Etapas, motricidad, desarrollo psicológico... además de todas las actividades que aprendemos para hacer con ellos. Mañana tengo que presentar un juego/manualidad/excursión para niños de 4 meses a 4 años, con contenidos, objetivos, metodología y toda la ficha de actividad incluída. Es algo que me motiva y me hace sacar la creatividad que aquí tanto tengo contenida.
Hemos vuelto a ir al souk, un lugar donde me siento bien, rodeada de puestos de comida, personas que viven aquí, pequeños comercios, callejuelas que llevan a callejuelas; motos, bicis y carros circulan caóticamente sorteándonos. Y aunque me encanta, termino cansadísima. Te buscan y te hablan, te preguntan, te quieren llevar a su tienda, y si no a la de su amigo. Los precios son increíblemente altos, y aún regateando no compro nada porque sigo considerando que es caro para este lugar.
Las tiendas que más me gustan son las de los Bereber. Anillos, pulseras y pendientes que parecen traer una energía con ellos, algo especial, algo mágico. Pero aún así no compro nada. Siento que algo ha cambiado en mí en los últimos años. Me cuesta comprar cosas que no necesito solo porque son bonitas. Creo que no quiero más peso en la mochila, que todo lo material al final es una carga y así nos llenamos por fuera pero nos vaciamos por dentro.
No voy a tener suficiente tiempo como para visitar Marrakech de día, así que pienso en volver un sábado, mi único día libre.
El otro día en el zoko, un señor de aquí me dijo que parezco rifeña de la montaña, y me hizo mucha ilusión. Los rifeños son habitantes de la región del Rif, en el noreste de Marruecos. Él hizo referencia a los yebala, que son los habitantes nómadas de las montañas, según él muy duros y luchadores. Me gusta esa definición.
Se acaba la batería del ordenador y también la mía. Os echo de menos. Gracias por leerme y estar ahí.
Momo y yo en la Palmerie |
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